Telegram es objeto de una disputa judicial, en un debate en la intersección de la privacidad, la libertad de expresión y los derechos de autor. Los muchos millones y medio de usuarios que tienen la aplicación en el país podrían bloquear su acceso mientras han recibido una petición de Mediaset, Atresmedia y Movistar Plus. Grupos de comunicación han denunciado a la aplicación porque en algunos de sus canales hay contenidos protegidos por los derechos del autor. El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, dictó un auto de este sábado para que, transcurridos tres horas desde su recepción, los operadores suspendan los recursos asociados a Telegram.
«Es como si decidiéramos cerrar completamente una provincia de nuestro país porque dentro del territorio se produce un caso de narcotráfico o un robo», ha declarado este sábado el presidente del Consejo General de Escuelas Profesionales de Ingeniería Informática de España, Fernando Suárez. . Pero el caso plantea más cuestiones. Siguiendo el mismo argumento, es como si el dirigente de esa provincia negara colaborar con la política para garantizar el anonimato y la libertad de toda la población, incluidos los delincuentes. Este acto pone al final de la mesa un debate que trasciende lo jurídico.
Telegram es una aplicación de mensajería instantánea, lanzada en 2013 y dirigida por el empresario de origen ruso Pavel Durov. Desde un principio, fue como una alternativa a Whatsapp para la libertad y privacidad del usuario, evitando compartir información con las autoridades, como sí lo hacía la aplicación Meta. Esto convirtió a Telegram en la vía de comunicación utilizada por autoridades locales como Rusia o Irán, donde se utilizó para organizar protestas. Pero también provocó que Florezcan, a riesgo del anonimato, canales de contenidos sensibles: venta de drogas, actividades de extrema derecha, desinformación, difusión de contenidos violentos, pornografía infantil o terrorismo. Desde lejos, el Estado Islámico ha llamado la atención de Moscú desde estas calles en el canal Telegram.
Si WhatsApp fuera internet, Telegram estaría ahí red oscura, un lugar anárquico y anónimo, con todo lo que reúne. “La diferencia es que es más sencilla, más fácil de usar y está mucho más democratizada”, explica el experto en seguridad vial Rafel López, que acepta la comparación, incluso con las matics. Además, y precisamente por eso, es mucho más popular. Cualquiera que sea, puedes descargarlo y comenzar a usar Telegram incluso si no tienes conocimientos de informática. Más de 900 millones de personas lo han hecho. Su interfaz es similar a la de WhatsApp. Sus tripas también. “La arquitectura no es muy diferente”, reconoce el experto, “pero en WhatsApp hay puertas detrás para entrar a la NSA y a varias agencias de inteligencia. En el telegrama núm. Aquí no se comparte nada».
Este anonimato virtual está garantizado en forma física. Mientras que los servidores de Meta están localizados en el área en la que operan, los servicios de Telegram están dispersos por todo el mundo. “La empresa está ubicada en las Islas Vírgenes Británicas; la empresa operadora tiene su sede en Dubai; el domicilio legal y la sede están en Londres, y tienen servidores distribuidos por todo el mundo, muchas veces en países que no tienen tratados de colaboración con terceros países”, explica López. Esto hace que sea muy difícil obligar a la empresa a facilitar sus datos o a cerrar su servicio en un país.
Lo que pretende hacer la justicia española es instar a los operadores españoles a filtrar el contenido y prohibir el acceso a esta roja. “Esto se puede hacer tecnológicamente, pero no es efectivo”, afirma el experto. «Telegram tiene información para evitar que un operador nacional bloquee su servicio.» Tu aplicación incorpora un servicio Poder legal decir que la conexión se produjo desde otro país.
Esto es lo que ocurre en países como China, Cuba, Pakistán, Irán y Tailandia, donde su uso está prohibido, pero muchos usuarios lo utilizan de forma sistemática. También tuvo éxito en Brasil, donde un juego suspendió el servicio de la aplicación en abril para negar a la empresa su cooperación en una investigación contra grupos neonazis. «Todas las grandes aplicaciones de redes sociales son fáciles de criticar gracias al contenido que contienen», afirmó Durov en el canal Telegram. «No recuerdo ninguna gran plataforma social en la que se haya elogiado sistemáticamente la moderación de los medios tradicionales». En cualquier caso, el empresario aseguró que con el tiempo resolverá los desafíos respetando “la eficiencia, la innovación, la privacidad y la libertad de expresión”.
«Una cosa es que Telegram se haya convertido en una herramienta para luchar contra los regímenes autoritarios», afirmó. Borja Adsuara Varela, experto en derecho digital. “Pero otra cosa es que no se colabora con un juego en un Estado democrático, porque entonces estamos ante un pulso del Stato derecho frente a los nuevos señores feudales”.
Supongo que lo importante aquí no es tanto el fondo de la denuncia. «Este debate es viejo, lo vimos en los años noventa con las redes P2P, que intentaron cerrarse», explica. Así que los juegos resuelven el hecho de compartir contenidos entre particulares, no es un placer si no existe ánimo de lucro. Compartir canciones en eMule en el primer arresto domiciliario es tan legal como ver series en Telegram en la realidad. Siempre y cuando no los cubra. Pero también es cierto que muchos usuarios no están utilizando estas aplicaciones con este fin.
El problema, apunta el experto, es que hay una gran empresa que no quiere colaborar con la justicia. Sí, decidí darte el pulso. “Es seriamente impensable que una empresa española o europea dé un paso adelante para una investigación y si lo niegan meterán en prisión al director general por obstrucción a la justicia”.
La denuncia de Mediaset, Atresmedia y Movistar Plus se centra en los derechos de autor, pero es un aspecto procesal, la falta de colaboración de la aplicación con los regímenes democráticos, lo que ha suscitado un debate más profundo. Todos los expertos consultados coinciden en señalar el carácter desproporcionado de los fármacos y su limitada eficacia. Descubre lo sorprendente que no ha sido cubierto por investigaciones mucho más serias y socialmente relevantes. Pero señalé que en este impulso legal se discute algo más que la piratería de una serie o de partidos de fútbol. Si es una cuestión de derecho, pediremos una Internet más anónima, o con menos impunidad.