Francia ha llamado a rebato en Níger, y con ello ha arrastrado a otros países europeos, como España e Italia, a los que ha ofrecido su apoyo para agilizar el trance. La antigua potencia colonial, que consideraba Níger como un «ejemplo» en el convulso panorama geoestratégico del Sahel –con un presidente, Mohamed Bazoum, elegido democráticamente y con buena interlocución diplomática con Occidente– y que mantiene intereses económicos en el país –pese a su pobreza crónica se trata de uno de los mayores productores de uranio del mundo, un recurso controlado desde la década de 1960 por empresas públicas francesas– ha decidido evacuar a sus ciudadanos. El plan anunciado este martes por el Ministerio de Exteriores afecta a casi 600 residentes con pasaporte galo, así como a otros europeos que deseen escapar de Níger «ante el deterioro de la situación» tras el golpe militar que se produjo el pasado 26 de julio y que culminó con el derrocamiento de Bazoum.
Ataque a la embajada
El ataque a la embajada francesa en la capital, Niamey, por miles de alborotadores –algunos portaban banderas rusas, señal de la creciente influencia del Kremlin y de los mercenarios Wagner en la zona– que intentaron prender fuego al edificio, así como el cierre del espacio aéreo, con la consiguiente ausencia de vuelos comerciales, elevaron la tensión hasta un nivel insoportable y aconsejaron a Francia negociar un plan de evacuación con las actuales autoridades de Níger, el denominado Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CNSP). Esta junta militar está liderada por el general Abdourahamane Tchiani –jefe de la Guardia Presidencial que traicionó a Bazoum–. Tchiani no ha ofrecido un cronograma para el retorno de un gobierno civil, lo que da pistas sobre sus verdaderas intenciones.
Los ciudadanos que quieran abandonar el país deben acudir al aeropuerto de Niamey «lo antes posible y por sus propios medios». A lo largo de la tarde de este martes se hicieron públicas imágenes de numerosos europeos que llegaban al aeródromo para tratar de coger un vuelo a Europa. Entre los evacuados no estarían los 1.500 militares que París tiene desplegados en Níger, cuya labor quedó no obstante suspendida el pasado sábado tras el golpe de Estado. El CNSP ha acusado al Gobierno de Macron de orquestar una intervención militar para liberar al derrocado presidente.
Vista la premura francesa, España se puso a trabajar en la evacuación de los más de 70 españoles localizados en el país africano. Los responsables de la embajada en Níger facilitaron un correo electrónico y un número de teléfono de emergencia para coordinar la operación. Italia también anunció un vuelo especial para sus ciudadanos, según anunció ayer su ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani. La Unión Europea, por su parte, informó de que ofrece la evacuación voluntaria a su personal en la misión diplomática en Niamey, aunque por el momento no se plantea una operación a gran escala. Así lo explicó en rueda de prensa desde Bruselas la portavoz de Exteriores de la UE, Nabila Massrali.
Una región convulsa
Este golpe de Estado hace rebrotar la preocupación sobre la inestabilidad política en un país –en realidad, en todo el cinturón subsahariano– que se ha visto sacudido por otras cuatro sublevaciones desde que obtuviera en 1960 la independencia de Francia, así como varios intentos frustrados, el último de ellos en 2021, días antes de que Bazoum asumiera el cargo. En aquella ocasión, curiosamente, Tchiani dirigió las fuerzas que impidieron que una unidad militar se apoderara del palacio presidencial dos días antes de que el entonces mandatario, Mahamadou Issoufu, renunciara para dar paso a Bazoum, que cometió el error –visto lo ocurrido la semana pasada– de mantener a Tchiani en su cargo.
La asonada ha agitado una región convulsa. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) amenazó con el uso de la fuerza si en un plazo de siete días los militares no restituían a Bazoum en el cargo, una medida de presión apoyada por varios socios internacionales, entre ellos la propia Francia. Pero las autoridades de Burkina Faso y Mali advirtieron a la Cedeao de que una intervención militar en Níger sería considerada una declaración de guerra contra ellos.
Entretanto, el Gobierno de Guinea emitió un comunicado en el que se desvinculaba de las sanciones impuestas por la Cedeao. Estos castigos incluyen el cierre de las fronteras aéreas y terrestres entre Níger y los países de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (Uemao) y la prohibición de sobrevolar el espacio aéreo para cualquier aeronave desde o hacia este país. Además prevén la suspensión de todas las transacciones comerciales y financieras entre los miembros de este organismo y Níger, incluidas las relativas a productos petroleros, electricidad, bienes y servicios. Ninguna de estas amenazas ha surtido efecto por ahora.