Tras un año sin celebrarse y dos ediciones condicionadas por la pandemia, Salamanca vuelve a acoger, del 14 al 18 de junio, una nueva edición del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León (Facyl), cuya dirección artística asume Rodrigo Tamariz. Al frente desde hace años del ‘Mapping Me!’, el artista asume el reto con el objetivo de conseguir que la ciudad Patrimonio de la Humanidad vuelva a sentirse orgullosa de una cita que no considera que esté ‘herida’.
—¿Qué le motivó a aceptar la dirección artística del Facyl?
—Aumentar su oferta y convertirlo en algo orgánico de Castilla y León. Intentar que todos los estamentos culturales de la Comunidad, oficiales y no oficiales, estén inmersos en el festival. Ya lo está la Escuela de Danza, el Conservatorio Superior… Me lo ofrecieron en febrero y creo que se ha hecho un esfuerzo titánico. Quiero dar oportunidades. Hay compañías de Castilla y León que nunca han actuado aquí, lo que no quiere decir que no se contrate a nivel internacional y nacional.
—¿Recoge un festival ‘herido’?
—No lo considero así. Es un festival que ha estado interrumpido por circunstancias ajenas a él. Facyl ha cumplido la mayoría de edad, ha pasado la adolescencia y llega a su etapa de madurez. Cuando un festival de este tamaño no se realiza un año es normal que haya incertidumbre. Si mantenemos las fechas y el concepto, creo que es un festival que arranca su mayoría de edad no herido, sino renacido.
—Viene de hacer un festival con el ‘videomapping’ como protagonista. ¿Las propuestas de esta edición pasan fundamentalmente por ahí?
—Para nada. El Facyl, tal y como dice su apellido, es un festival de las artes. Es pintura, escultura, circo, teatro, danza, música… Y nuevas tecnologías aplicadas a las artes escénicas. He intentado hacer algo equitativo. De ‘videomapping’ habrá cuatro espectáculos, uno de ellos realizado por niños. Es un cuarto de todo lo que se programa.
—¿Cuál son las claves de esta edición?
—Es el Facyl más colaborativo que se ha hecho desde que se creó. Recalarán en Salamanca espectáculos innovadores que nunca se han visto en Castilla y León. En la inauguración estará, por ejemplo, la compañía CPPP con un circo muy potente que se va a estrenar aquí. Luego también va a haber una intervención brutal en los Jardines de Calixto y Melibea.
—El pasado otoño la Consejería de Cultura lanzó una campaña para recopilar ideas de los ciudadanos que volvieran a convertir el festival en referente. ¿Recibieron sugerencias?
—Sí, nos han llegado ideas, también de cosas que gustaban y habían desaparecido. Todas las críticas, positivas y negativas, se han valorado. El público es el mayor censor y juez. Otras ediciones las propuestas estaban enfocadas según como viniese la dirección artística. Yo he querido ser más humilde. Tenían que estar todas las artes y que el público se sintiese atendido en las propuestas.
—¿Considera que el presupuesto actual del festival es suficiente?
—Creo que se ha articulado muy bien el dinero público. Yo no solo soy gestor cultural, también soy artista. Sé lo que cuestan las cosas. No hay duda de que en la cultura el dinero puede ser ilimitado. Con 20.000 euros puedes hacer cosas, pero también con 400, y si tienes tres millones los gastas. Este presupuesto es suficiente.
—¿Confía en poder devolver a Salamanca el orgullo por este festival?
—Lo vamos a ver. Necesito comprobar qué pasa este año y sentirlo en mis carnes. Creo que la programación es muy completa y mi sensación es que va a ser así. Que esté arraigado en Salamanca es mi trabajo y mi prioridad. Si la ciudad no está orgullosa, debemos conseguir que lo esté.
—Con el verano, las citas de festivales se disparan. ¿Qué ingredientes tiene el Facyl para atraer visitantes?
—Primero, sus 18 años. ¡No es un festival que se acaba de crear! Segundo, una oferta cultural muy variada. Y tercero, estar ubicado en una ciudad museo. Tenemos que conseguir que Facyl tenga un nombre internacional sin complejos.
—¿Su dirección artística se prolongará durante más ediciones?
—La idea es permanecer durante un tiempo. Este es el primer año de un proyecto a largo plazo. En mi cabeza está la realización de un festival no sólo en junio, sino durante los meses precedentes; que tenga sus propias producciones.